Presentación:
Reunimos a los niños, les contamos la siguiente
historia:
“Hace muchos, muchos años, llegaron los españoles a
nuestro continente y se establecieron en varios lugares de nuestro país, allí
formaron misiones. Las misiones eran lugares en los cuales un grupo de
indígenas estaba al cuidado de una familia española que les proporcionaba
alimento y vivienda, y a cambio los indígenas trabajaban para ella.
En una de las misiones un español tenía plantados
varios árboles de peras. Un día mandó a su hijo con uno de los sirvientes
indígenas a cortar 10 peras de su primera cosecha y las colocó en una canasta,
la llevaron al español, el cual escribió en un papelito: Te mando diez peras de
mi primera cosecha y todos mis saludos. Dobló el papelito, lo colocó en la
canasta y mandó al sirviente a casa de su amigo a llevarle su regalo.
El camino era muy largo, y como hacía mucho calor, el
indígena tenía hambre y cansancio. Se sentó debajo de un árbol y cuidando de
que no lo viera nadie se comió una pera. Al rato siguió su camino hasta la casa
del amigo de su amo y le entregó la canasta. El español vio el papelito, contó
las peras y le dijo al indígena que se había comido una pera. Éste se
sorprendió muchísimo y regresó a su casa.
En otra ocasión el español le pidió al indígena que
llevara otra canasta que contenía veinte peras y un papelito. El indígena
emprendió su camino y cuando se cansó se paró bajo un árbol y observó que nadie
lo viera, pero para estar más seguro caminó 30 pasos a la redonda. Recordó que
después de leer el papelito fue cuando le dijo que se había comido una pera,
así que pensó que el papel podía tener algo que ver en que lo hubieran
descubierto la vez anterior, tomó el papelito y lo puso debajo de una piedra
mientras se comía dos peras. Tomó el papelito de debajo de la piedra y lo puso
en la canasta nuevamente antes de continuar su camino. Al entregar el encargo,
el amigo del español vio el papelito, contó las peras y le dijo que esta vez se
había comido dos peras. El indígena se sorprendió tanto que regresó rápidamente
a su casa y le preguntó al español: ¿Cómo es que ese papel puede hablar?
Así surgió en él un gran interés en aprender a leer y
escribir.”
Propósito Directo:
Compartir con los niños, a través del cuento, algo
sobre la utilidad de la lectura.
Propósito indirecto:
Despertar en los niños el interés por la lectura y la
escritura.
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